Pues sí, al volver de nuestro retiro californiano (el próximo post lo contará Cris) paramos nuevamente en Seattle. Nos pareció un exceso quedarnos hasta el día siguiente y renunciamos al ferry de vuelta a Victoria, etc. Era demasiado repetir un día completo en ferries, buses y trenes. Así, decidimos exprimir un puñado de horas en la capital del Estado de Washington y darle su tercera, y última, oportunidad.
No me convenció mucho Seattle las dos primeras visitas pero a la tercera... fue la vencida. No es la ciudad de mis sueños pero hay que reconocer que hay sitios con mucho encanto. Los dos que visitamos el martes 30 nos sedujeron para siempre:
PIKE MARKET: Es un macro-mercado tradicional en plan plaza de abastos pero multiplicado por diez. Hacen falta dos o tres horas para dar la vueltilla y conocer por encima los innumerables puestos. Las vistas a Puget Sound (así llaman al golfo de Seattle) son, además, fabulosas. Comimos en un restaurante viendo llegar y salir a los ferries. Después entramos en el primer Starbucks de la ciudad y del mundo. Ahora han proliferado como setas, especialmente en Norteamérica. Finalmente, las peques se subieron a un cerdo despistado que andaba por el mercau. Pobretico...
SEATTLE LIBRARY: De nuestra anterior visita en 2009 me quedé con rabia de no entrar a la Biblioteca de Seattle. Es un edificio muuuuuuu moderno por fuera e increíblemente original por dentro. No me alargo mucho porque ahí están las fotos. Recorrimos arriba y abajo la biblioteca y nos fuimos raudos y veloces a la estación de autobuses. Sí, decidimos volver en el bus de las 5. A las 8 ya estábamos en Vancouver y a las 9:30 en casa. Y, así, dimos por terminada nuestra escapada primaveral.
No me convenció mucho Seattle las dos primeras visitas pero a la tercera... fue la vencida. No es la ciudad de mis sueños pero hay que reconocer que hay sitios con mucho encanto. Los dos que visitamos el martes 30 nos sedujeron para siempre:
PIKE MARKET: Es un macro-mercado tradicional en plan plaza de abastos pero multiplicado por diez. Hacen falta dos o tres horas para dar la vueltilla y conocer por encima los innumerables puestos. Las vistas a Puget Sound (así llaman al golfo de Seattle) son, además, fabulosas. Comimos en un restaurante viendo llegar y salir a los ferries. Después entramos en el primer Starbucks de la ciudad y del mundo. Ahora han proliferado como setas, especialmente en Norteamérica. Finalmente, las peques se subieron a un cerdo despistado que andaba por el mercau. Pobretico...
SEATTLE LIBRARY: De nuestra anterior visita en 2009 me quedé con rabia de no entrar a la Biblioteca de Seattle. Es un edificio muuuuuuu moderno por fuera e increíblemente original por dentro. No me alargo mucho porque ahí están las fotos. Recorrimos arriba y abajo la biblioteca y nos fuimos raudos y veloces a la estación de autobuses. Sí, decidimos volver en el bus de las 5. A las 8 ya estábamos en Vancouver y a las 9:30 en casa. Y, así, dimos por terminada nuestra escapada primaveral.
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