Como no podía ser de otra manera, el tiempo ayer (domingo 24) cambió radicalmente. Vancouver volvió a ser la ciudad húmeda y tirando a fría de los últimos seis meses. Tampoco nos importó tanto porque teníamos guardado para un día lluvioso ver y disfrutar la Isla de Granville. Y allí que fuimos...
JARDIN CHINO:Tras el bus y SkyTrain de rigor (faltaría!!!) llegamos a los jardines Sun Yat-Sen. Es un lugar emblemático del corazón del barrio chino que ayer (PRECISAMENTE AYER!) cumplía 25 años y para celebrarlo tenían jornada de puertas abiertas con actividades especiales y entrada gratuita. La panda Fuchu, siempre tan oportuna, aprovechó la ocasión.
Los jardines Sun Yat-Sen son los primeros del mundo que se construyeron al estilo chino fuera de China. Les llevó un par de años terminarlos pero mereció la pena. Buscan tender puentes entre la cultura oriental y occidental y contribuir a mejorar la comunidad (china y local). Organizan talleres, encuentros, charlas, jornadas multiculturales... Ayer aprendimos sobre los grillos, croamos con ranas de madera (suenan 100% a rana, palabra!), las peques dibujaron caracteres chinos y repitieron sus números... Muy instructivo.
GRANVILLE ISLAND: Caminamos bajo la tímida lluvia hasta el embarcadero del Aquabus, el último grito en medios de transporte. Tras coger buses, trenes, SkyTrains, ferries y hasta funiculares, solo nos faltaba viajar en... UNA CASCARA DE NUEZ! Pues sí, eso es lo que parecen las minúsculas embarcaciones que surcan False Creek, el estrecho golfo que separa Downtown de Granville Island.
Ya en la isla (que realmente es una península) nos dedicamos a entrar en todas las tiendas, galerías, parques infantiles y locales varios que encontramos a nuestro paso. Cuando llegamos a la cervecería (son fabricantes y tienen visitas guiadas) Cristian propuso degustar los caldos locales y, ni cortos ni perezosos, nos sentamos y catamos seis variedades distintas, incluida la cerveza de temporada (no me preguntéis el nombre). Estaban todas ricas pero la que triunfó fue la de crema de sirope de arce. Suena empalagoso pero no, estaba estupenda.
Ya borrachos (de ver tiendas, porque nos tomamos seis cortos entre cinco), nos sentamos en el mercado a comer los bocatas que traíamos y dos pozales de arroz con curry indio que Toño y Cristian pidieron. Los labios se nos quedaron insensibles un rato largo, cómo picaba! Pero estaba tan rico... Después, hicimos dos grupetes para poder ver todo más tranquilos. Granville Island es un lugar para perderse y hay tantos locales que lo que procede es ir sin prisa y... explorar.
Sofía, Christian y yo (Toño Peña) echamos otra horita y un café más en Granville y volvimos a Downtown. Ya en Hastings, un autobús que no llegaba a su hora tuvo la culpa del plan B que organizamos. Primero, muy formales, fuimos a la tienda música clásica más grande que he visto jamás. Cristian y Sofía no se lo podían creer. Después, menos formales, entramos (y, tal cual, salimos) en New Amsterdam, un local famoso por sus humos marihuaneros. Al lado, por supuesto, había una tienda monográfica de Cannabis con camisetas y mucho merchandising relacionado con la famosa planta. Por cierto, el Cannabis es el primer producto agrícola (por delante de la uva, las frutas del bosque, las patatas...) de British Columbia. Por aquí las calles huelen... pues a eso.
Tras la horica de bus preceptiva, llegamos a Port Coquitlam y compramos unas samosas (empanadillas picantes indias) e hicimos unas palomitas para asistir a otro evento muy canadiense: los play-offs de la Stanley Cup, la liga de hockey hielo que disputan equipos canadienses y estadounidenses. Los Canucks de Vancouver quedaron líderes destacadísimos de la liga regular pero ayer perdieron el sexto partido de los play-offs y se jugarán todo mañana en el séptimo. Uy, qué miedo. Seguiremos informando!
JARDIN CHINO:Tras el bus y SkyTrain de rigor (faltaría!!!) llegamos a los jardines Sun Yat-Sen. Es un lugar emblemático del corazón del barrio chino que ayer (PRECISAMENTE AYER!) cumplía 25 años y para celebrarlo tenían jornada de puertas abiertas con actividades especiales y entrada gratuita. La panda Fuchu, siempre tan oportuna, aprovechó la ocasión.
Los jardines Sun Yat-Sen son los primeros del mundo que se construyeron al estilo chino fuera de China. Les llevó un par de años terminarlos pero mereció la pena. Buscan tender puentes entre la cultura oriental y occidental y contribuir a mejorar la comunidad (china y local). Organizan talleres, encuentros, charlas, jornadas multiculturales... Ayer aprendimos sobre los grillos, croamos con ranas de madera (suenan 100% a rana, palabra!), las peques dibujaron caracteres chinos y repitieron sus números... Muy instructivo.
GRANVILLE ISLAND: Caminamos bajo la tímida lluvia hasta el embarcadero del Aquabus, el último grito en medios de transporte. Tras coger buses, trenes, SkyTrains, ferries y hasta funiculares, solo nos faltaba viajar en... UNA CASCARA DE NUEZ! Pues sí, eso es lo que parecen las minúsculas embarcaciones que surcan False Creek, el estrecho golfo que separa Downtown de Granville Island.
Ya en la isla (que realmente es una península) nos dedicamos a entrar en todas las tiendas, galerías, parques infantiles y locales varios que encontramos a nuestro paso. Cuando llegamos a la cervecería (son fabricantes y tienen visitas guiadas) Cristian propuso degustar los caldos locales y, ni cortos ni perezosos, nos sentamos y catamos seis variedades distintas, incluida la cerveza de temporada (no me preguntéis el nombre). Estaban todas ricas pero la que triunfó fue la de crema de sirope de arce. Suena empalagoso pero no, estaba estupenda.
Ya borrachos (de ver tiendas, porque nos tomamos seis cortos entre cinco), nos sentamos en el mercado a comer los bocatas que traíamos y dos pozales de arroz con curry indio que Toño y Cristian pidieron. Los labios se nos quedaron insensibles un rato largo, cómo picaba! Pero estaba tan rico... Después, hicimos dos grupetes para poder ver todo más tranquilos. Granville Island es un lugar para perderse y hay tantos locales que lo que procede es ir sin prisa y... explorar.
Sofía, Christian y yo (Toño Peña) echamos otra horita y un café más en Granville y volvimos a Downtown. Ya en Hastings, un autobús que no llegaba a su hora tuvo la culpa del plan B que organizamos. Primero, muy formales, fuimos a la tienda música clásica más grande que he visto jamás. Cristian y Sofía no se lo podían creer. Después, menos formales, entramos (y, tal cual, salimos) en New Amsterdam, un local famoso por sus humos marihuaneros. Al lado, por supuesto, había una tienda monográfica de Cannabis con camisetas y mucho merchandising relacionado con la famosa planta. Por cierto, el Cannabis es el primer producto agrícola (por delante de la uva, las frutas del bosque, las patatas...) de British Columbia. Por aquí las calles huelen... pues a eso.
Tras la horica de bus preceptiva, llegamos a Port Coquitlam y compramos unas samosas (empanadillas picantes indias) e hicimos unas palomitas para asistir a otro evento muy canadiense: los play-offs de la Stanley Cup, la liga de hockey hielo que disputan equipos canadienses y estadounidenses. Los Canucks de Vancouver quedaron líderes destacadísimos de la liga regular pero ayer perdieron el sexto partido de los play-offs y se jugarán todo mañana en el séptimo. Uy, qué miedo. Seguiremos informando!
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