SUN RUN: Todos los años se organiza en Vancouver esta "carrera" de 10 km que reúne a 60.000 personas. Nos unimos a la marea humna y seguimos la corriente. Las peques iban con su patinete, pero tan enérgicas y emocionadas estaban que a ratos corrieron. El ambiente era espectacular: bandas de música, gente disfrazada (de banana, de gorila, de ratón), carteles, emisoras de radio con la música a tope... Todo un placer. Para colmo, hacía un día precioso (lo juro!!!). (vídeo)
A la altura del km 6 hicimos un regate a la derecha y nos quedamos en el MacMillan Space Center, el planetario de Vancouver. Tocamos mil naves, echamos cuatro fotos y vimos (sesteamos) un par de documentales galácticos. Nos demoramos en el planetario más de lo previsto y terminamos corriendo para coger un bus e ir directos en el Sky Train al aeropuerto.
INVASIÓN RIOJANA: A las 16:00 llegaron nuestros incautos (no saben la que les espera) visitantes, a saber: Esther, Sofía, Toño (Manis), Cristian y Paloma. Después de 14 horas de vuelo Madrid-Frankfurt-Vancouver aterrizaron en Canadá un poco descolocados por el avión y el cambio de hora... pero tan contentos. Las niñas les dieron abrazos mil (ver vídeo) y directamente los llevamos a nuestra humilde casa en Port Coquitlam.
Hoy, lunes 18, nos hemos levantado a las 6;30 porque había prisa y porque el propio jet lag (desfase horario) los ha despertado antes de tiempo. Hemos cogido nuestras bicis y cascos prestados (gracias vecinos y amigos!) y las hemos subido al West Coast Express, el tren que lleva en media hora al Waterfront, el corazón de Vancouver.
Hemos candado las bicis en la entrada de la estación y... a patear la ciudad! Lo primero, a cambiar dinero en nuestra oficina de cambio favorita. Lo segundo, café en Starbucks, otro clásico. Lo tercero, visita a nuestra querida biblioteca. Por más veces que vamos, ni nosotros ni nuestros acompañantes dejamos de maravillarnos.
Como el día seguía soleado, decidimos volver al Waterfront a desatar las bicis y empezar la vuelta del día. Resumiendo (porque me eternizo), hicimos 15 km por el perímetro ciclable de la ciudad: Canada Place, Convention Center, Pebetero Olímpico, Stanley Park, totem poles, English bay... Comimos en la calle Davie y rápidamente nos montamos de nuevo para terminar el recorrido que nos llevaría de nuevo al Waterfront. De ahí, a ver tiendas por Gastown: souvenirs, galerías, cafeterías...
Ya cansaditos, hemos cogido el tren de las 5:30 y enseguida a casita. Y aquí estamos, yo escribiendo este post y ellos por aquí rondando, somnolientos pero aguantando como jabatos. A ver si los acuesto!!!
Me ha dicho mi hermana Esther que visitara el blog para saber de ellos y estoy encantada, es genial, lo miraré a diario mientras estén allí pero os seguiré sin duda cuando ellos vuelvan. Un beso desde el pueblo. Pilar Olasolo.
ResponderEliminarGracias, Pili, por seguirnos! Tus hermanos se están portando muy bien, no manchan, no dejan nada en el plato y -apenas- roncan. Nos los quedamos...
ResponderEliminarHola Toño. Mucha envidia con tu nueva aventura. ¡Qué gozada de experiencia, no? E impresionada imaginando a Paloma subida en una bici, y encima andando 15 Km. Me la vais a matar¡¡ Un beso grande de tu antigua compañera de clase.
ResponderEliminarPaz
Hola Paz! Que alegría saber de ti y comprobar que nos sigues! Esto de la tecnología es la bomba, aque sí?
ResponderEliminarNo te preocupes por Paloma porque enseguida nos echa el alto. Bueno es el abuelo para que le quiten la boina!
Pásame tu correo y contactamos como personas -virtuales- normales. Besotes, Tonio
Saludos a los canadienses y a los visitantes de Fuenmayor. No le dejéis ninguna bici a Manis que os la rompe!!! Lo digo para que no entrene y a la vuelta le pueda machacar. Un abrazo, François.
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