Salimos con nuestras bicis de casa a mediodía y a la altura de Coquitlam, como a unos 4 km de nuestro primer centro a visitar, el querido clima vancouveriano nos deleitó con su habitual lluvia. Toño llegó al Port Moody Arts Centre... digamos que humedo, pero nos refugiamos en esta galería y enseguida hizo amistad con las artistas que presentaban sus obras, que hasta hicieron una limonada para las niñas, perfectamente acompañada por cookies de chocolate. Ya sabéis quién se puso morada.
Cuando cesó la lluvia nos fuimos a la parte vieja de Port Moody, repleta de pequeños y encantadores rincones, como una librería de segunda mano en la que los libros estaban apilados del suelo al techo, cientos y cientos de libros en menos de 20 metros cuadrados; Casitas de principios del siglo XX en las que Ana quería quedarse a vivir, una de ella acogía una de las exhibiciones, pero resultó ser una tetería que vende a granel tés de todos los colores y sirve el famoso Afternoon Tea, con bollos, galletas, etc, etc. Para no perdérselo. Vamos que ya está en el calendario apuntada la cita.
De allí a Rocky Point Park donde aprovechamos que el viento se estaba llevando las nubes para comernos nuestro tradicional sandwich de atún, muy socorrido para esta clase de excursiones.
Allí mismo había varios locales con exhibiciones y en uno de ellos enseñaron a dos curiosos "pollitos" cómo trabajar la arcilla y hacer mugs, jars y cosas así. Lástima que al ir en bici resultaba un poco complicado llevarse el trabajo de vuelta a casa, más aún sin cocer, así que hicieron unos pequeños peces que perfectamente podíamos transportar de forma segura.
A muy poca distancia había otra "galería" que resultó ser una antigua estación de tren convertida en museo. A la entrada tenían un antiguo vagón-restaurante en el que tenían ropa de diversos tamaños para que se pudieran disfrazar de revisor o maquinista. Nada más verlo se lanzaron a cambiar su vestimenta para jugar a dirigir el tren. Todo un plan! Dentro de la estación, todo era de principios del siglo XX, hasta tenían un telégrafo en el que las niñas podían jugar a enviar telegramas.
Después de mucho trastear con todo lo que había por allí, nos fuimos a otro punto fuerte del "ArtWalk", el Recreation Centre, aunque aquí lo que más nos gustó fueron los cerezos en flor que había a la entrada. IMPRESIONANTES!!
Y ya de vuelta a casa, a descansar un rato del "pateo artístico", y luego dicen que el deporte no es cultura, LA CULTURA ES TODO UN DEPORTE, al menos para esta familia tronada que se va ya a la cama porque mañana, por si no teníamos poco con la invasión riojana que nos llega, nos hemos apuntado a la "Vancouver Sun Run", una carrera de 10 km por todo Downtown que empieza a las 9 de la mañana. Menudo madrugón nos espera. Hasta mañana, ZzzzzzZZZZZZ.
Cuando cesó la lluvia nos fuimos a la parte vieja de Port Moody, repleta de pequeños y encantadores rincones, como una librería de segunda mano en la que los libros estaban apilados del suelo al techo, cientos y cientos de libros en menos de 20 metros cuadrados; Casitas de principios del siglo XX en las que Ana quería quedarse a vivir, una de ella acogía una de las exhibiciones, pero resultó ser una tetería que vende a granel tés de todos los colores y sirve el famoso Afternoon Tea, con bollos, galletas, etc, etc. Para no perdérselo. Vamos que ya está en el calendario apuntada la cita.
De allí a Rocky Point Park donde aprovechamos que el viento se estaba llevando las nubes para comernos nuestro tradicional sandwich de atún, muy socorrido para esta clase de excursiones.
Allí mismo había varios locales con exhibiciones y en uno de ellos enseñaron a dos curiosos "pollitos" cómo trabajar la arcilla y hacer mugs, jars y cosas así. Lástima que al ir en bici resultaba un poco complicado llevarse el trabajo de vuelta a casa, más aún sin cocer, así que hicieron unos pequeños peces que perfectamente podíamos transportar de forma segura.
A muy poca distancia había otra "galería" que resultó ser una antigua estación de tren convertida en museo. A la entrada tenían un antiguo vagón-restaurante en el que tenían ropa de diversos tamaños para que se pudieran disfrazar de revisor o maquinista. Nada más verlo se lanzaron a cambiar su vestimenta para jugar a dirigir el tren. Todo un plan! Dentro de la estación, todo era de principios del siglo XX, hasta tenían un telégrafo en el que las niñas podían jugar a enviar telegramas.
Después de mucho trastear con todo lo que había por allí, nos fuimos a otro punto fuerte del "ArtWalk", el Recreation Centre, aunque aquí lo que más nos gustó fueron los cerezos en flor que había a la entrada. IMPRESIONANTES!!
Y ya de vuelta a casa, a descansar un rato del "pateo artístico", y luego dicen que el deporte no es cultura, LA CULTURA ES TODO UN DEPORTE, al menos para esta familia tronada que se va ya a la cama porque mañana, por si no teníamos poco con la invasión riojana que nos llega, nos hemos apuntado a la "Vancouver Sun Run", una carrera de 10 km por todo Downtown que empieza a las 9 de la mañana. Menudo madrugón nos espera. Hasta mañana, ZzzzzzZZZZZZ.
Creo que no me ciega la pasion pero estas niñas
ResponderEliminarson "Inmejorables" el arte son ellas mismas.Besos para todos visitas incluidas
FD. CASTA
¿Pero vosotros qué desayunais, cola calo super mega ultra turbo con bitaminas y minerales a ttuti plen? Pero si os cunden los días una barbaridad; sólo de leer la cantidad de cosas que haceis, yo ya me he agotado.
ResponderEliminarEs una maravilla de experiencia la que estais viviendo este año allí.
Abrazos para toda la family.