Hemos decidido peinar Vancouver, barrio a barrio, así que le vamos a dedicar un día a cada zona de Downtown, y os puedo asegurar por adelantado que va a merecer la pena.
Primero fuimos a Canada Place, el nuevo icono de la ciudad con un look similar a la Opera de Sydney aunque no tiene nada que ver. Allí anduvimos por el paseo maritimo e hicimos las fotos de rigor, una de ellas delante del pebetero de los Juegos de Invierno. ¡Precioso! Nos sentamos justo en una zona del paseo que resulto ser la pista de amerizaje de todas las avionetas que realizan vuelos turísticos por la zona, así que nos comimos los bocatas mientras Carmen alucinaba viendo como amerizaban y despegaban todas las avionetas ¡y ninguna se hundía en el mar!
Tras unas cuantas fotos más, nos dirigimos a Gastown, ¿por qué? Bueno, en realidad no había una razón concreta más que la de saber que es la zona más antigua y con más saborcito de la ciudad y además, está a muy pocos minutos andando de la estación del SkyTrain, ¡muy importante cuando vas con dos niñas!
Nada más llegar las chicas alucinaron con la cantidad de tiendas que había en el barrio, todas de souvenirs, artículos de Canadá como el Maple Syrup (yummi!), y mil recuerdos de los Juegos de Invierno que encima estaban a buen precio. Sí, me he comprado un bolso-bolsa, so what!
Carmen hizo nuevos amigos enseguida, como podéis ver en la foto,y se probó todos los gorros de cazador, leñador o explorador que se cruzaban en su camino. Entramos absolutamente en todas y cada una de las tiendas de souvenirs que había en la calle, no kidding!
Pero hacer shopping agota y si lo combinas con hacer turismo, ¡extenúa! Así que las fieras se lanzaron literamente dentro del primer Starbucks que vieron. No se que echarán en las rosquillas o los chocolates porque están enganchadas a estas cafeterías y no quieren entrar en otra. Además, el Starbucks estaba en la esquina continua al Steamclock, un precioso reloj de vapor que toca una canción cada media hora y echa constantemente vapor.
Afortunadamente, debo decir que no pidieron comprarse nada, sólo miraron todo, cotillearon hasta el último estante de la última tienda y en el camino de regreso quisieron entrar en una tienda de juguetes que habían visto a la ida, pero que habíamos evitado por si acaso. Al entrar descubrimos que en realidad era una tienda de cometas y marquetería. Vieron un puzzle, por llamarlo de alguna forma, que era un gallo de madera y ambas se pusieron de acuerdo en que querían comprarlo y hacerlo. Son no se cuantas pequeñas piezas de madera que deberán ensamblar hasta conseguir hacer la figura de un gallo. Ya os contaremos si superan la prueba.
Primero fuimos a Canada Place, el nuevo icono de la ciudad con un look similar a la Opera de Sydney aunque no tiene nada que ver. Allí anduvimos por el paseo maritimo e hicimos las fotos de rigor, una de ellas delante del pebetero de los Juegos de Invierno. ¡Precioso! Nos sentamos justo en una zona del paseo que resulto ser la pista de amerizaje de todas las avionetas que realizan vuelos turísticos por la zona, así que nos comimos los bocatas mientras Carmen alucinaba viendo como amerizaban y despegaban todas las avionetas ¡y ninguna se hundía en el mar!
Tras unas cuantas fotos más, nos dirigimos a Gastown, ¿por qué? Bueno, en realidad no había una razón concreta más que la de saber que es la zona más antigua y con más saborcito de la ciudad y además, está a muy pocos minutos andando de la estación del SkyTrain, ¡muy importante cuando vas con dos niñas!
Nada más llegar las chicas alucinaron con la cantidad de tiendas que había en el barrio, todas de souvenirs, artículos de Canadá como el Maple Syrup (yummi!), y mil recuerdos de los Juegos de Invierno que encima estaban a buen precio. Sí, me he comprado un bolso-bolsa, so what!
Carmen hizo nuevos amigos enseguida, como podéis ver en la foto,y se probó todos los gorros de cazador, leñador o explorador que se cruzaban en su camino. Entramos absolutamente en todas y cada una de las tiendas de souvenirs que había en la calle, no kidding!
Pero hacer shopping agota y si lo combinas con hacer turismo, ¡extenúa! Así que las fieras se lanzaron literamente dentro del primer Starbucks que vieron. No se que echarán en las rosquillas o los chocolates porque están enganchadas a estas cafeterías y no quieren entrar en otra. Además, el Starbucks estaba en la esquina continua al Steamclock, un precioso reloj de vapor que toca una canción cada media hora y echa constantemente vapor.
Afortunadamente, debo decir que no pidieron comprarse nada, sólo miraron todo, cotillearon hasta el último estante de la última tienda y en el camino de regreso quisieron entrar en una tienda de juguetes que habían visto a la ida, pero que habíamos evitado por si acaso. Al entrar descubrimos que en realidad era una tienda de cometas y marquetería. Vieron un puzzle, por llamarlo de alguna forma, que era un gallo de madera y ambas se pusieron de acuerdo en que querían comprarlo y hacerlo. Son no se cuantas pequeñas piezas de madera que deberán ensamblar hasta conseguir hacer la figura de un gallo. Ya os contaremos si superan la prueba.
Eso, eso, ver todo y hacernos una guía para cuando vayamos.
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