jueves, 14 de julio de 2011

WELCOME TO NAVACERRADA COMMUNE


Hi everybody! It´s been almost two weeks since we left Vancouver and looks like two months! By the way, our apologies: we´ve had neither internet nor time to update the blog or to email our friends. Let´s kick off!

Norma drove Cristina and our luggage (7 huge suitcases, 4 carry-on suitcases, 2 backpacks, 3 computers...) to the airport on the 4th of July. Ana, Carmen and me took our dear Skytrain for the last time in 2011 and we all met at YVR. The flight was relaxing and punctual. Surprisingly, no suitcase was lost and we didn't pay extra money for our countless suitcases.

When we arrived in Madrid 3 cars and 6 friends and relatives helped us with our lugagge. It was great to see them all. In no time we were in Navacerrada square having a cold beer and some tapas. The atmosphere in the street was, as usual, lively and fun. We've had a wonderful time in Vancouver but we missed this sort of things.

These days we've had so many visitors (by the way, who were the guests and who the hosts???) that our house in the mountain looked like a commune in the 60's. It's been the best and warmest way to land in our country and start our new/old life. My sister and niece came the next day to join the welcome party. In between 10 and 13 people share table and beds these days in our place in Navacerrada. AWESOME!!!

On the 7th of July Cristina gave a lecture about her book in the Culture Center of Navacerrada. 20 teenagers from a summer camp, 2 neighbours and a bunch of eager relatives and friends listened to our dear Cristina. As usual, she did a great job and the audience was respectful and, for a change, asked questions.

During these quick 12 days the girls have been so happily busy with their friends and relatives that they just ignored this thing we, adults, call jet lag. Cristina and me looked like sleepy ghosts but they've always been fresh and willing to do everything but have a nap or going to sleep at night. I wish I was 7!!!

We had a very special visit: our friend Mulay (11) came from Sahara desert to spend some weeks with us. Our friend Isabel is part of a project that involves thousands of Spanish families and children from Sahara. This way, Mulay comes every summer and lives with Isabel and her friends (us) all around Spain. He gets along very well with our girls and always enjoys his time in Navacerrada. They've been playing non-stop in the swimming pool, rollerblading, cycling, hiking... Besides, we went to see a movie, to listen to a storyteller, to a gallery, we played cars...

Today we had a hike in the mountains. We walked for more than 3 hours up and downhill. The girls didn't complain even once and they won a hot chocolate with churros, YUMMY!!! Have a look at the pictures!

And that's all, folks! We'll try to write from time to time about our adventures in Spain. We'd like you to read our stories and see our pictures as and invitation to enjoy your holidays with us. You all helped and encouraged us a lot in Canada and we'll be delighted to do the same for you in Spain. Feel free to come and visit us whenever. Our English is becoming rusty since we came to Spain and we need to brush it up! We miss you all, COME TO VISIT US!

BIENVENIDOS A LA COMUNA DE NAVACERRADA

Hola! Llevamos casi dos semanas sin actualizar el blog porque no hemos tenido conexión y tampoco mucho tiempo. Vamos allá!

Norma nos llevó al aeropuerto de Vancouver el maleterío y a Cris, mientras las peques y yo fuimos en Skytrain. El viaje fue muy cómodo (dentro de lo que es un vuelo transoceánico) y llegamos muy puntuales. Como ya sabéis, teníamos tantas maletas (siete grandes, cuatro de cabina, dos mochilas, 3 bolsos y tres ordenadores) que nos temíamos cualquier percance. Pues todo salió a pedir de boca. Lo único es que nos hicieron facturar las cuatro maletas de cabina en el vuelo Frankfurt-Madrid. Todavía no nos creemos que llegaran todas las maletas y que no tuviéramos que pagar por exceso de equipaje...

Al llegar al aeropuerto de Madrid nos esperaban tres coches porque con menos no nos arreglábamos: Sandra, Susana, Enrique, Laura, Isabel y Mulay nos recibieron con los brazos abiertos. Y todos subimos a Navacerrada para inaugurar nuestra particular comuna. Nuestra casa de la sierra suele estar animada, pero estos días ha tenido más jaleo del habitual. Por si nos faltaba ambientillo, al día siguiente llegaron Elisa y Toña.

El jueves 7 Cris tuvo una charla sobre "Lágrimas por una medalla" con adolescentes de un campamento de multiaventura. Estuvieron atentos y participativos. Además, se sumaron un par de vecinas y todo el club de fans familiar, incluidas Toña y Elisa, que nunca habían visto en acción a Cris.

El resto de la semana hemos tenido de todo: más visitas (Rober vino y se marchó con Toña), los peques se fueron a Micropolix (un mundo en miniatura donde deben trabajar, ganar dinero, etc.), al cine a ver Cars 2... Mientras tanto, hemos peleado por superar el jet lag, el famoso desfase horario. A Cris y a mí nos costó una semana y a Ana y Carmen... nada en absoluto. Yo creo que ni se han enterado. Ni siquiera el primer día se quisieron ir pronto a la cama. Tienen una veta...

Es una gozada comprobar lo bien que se entienden los peques de la casa. Tener a Elisa y Mulay en Navacerrda es sinónimo de juerga continua. Las niñas tenían muuuuuchas ganas de jugar con su prima y con su amigo Mulay, un niño del Sáhara que cada año viene con Isabel a pasar el verano. Es un encanto de crío que sólo tiene un problemilla: cada noche nos despierta porque sueña y habla en hasaní. Llevamos un cachondeo con Mulay y sus gritos nocturnos... ATA LA CABRA!!!

Ayer, por cierto, se nos puso malito y bajó al hospital con Isabel. Qué pena, se perdió la excursión de hoy. Hemos subido al puerto de Navacerrada para dar un paseo de más de 3 horas por la ruta de los Siete Picos. Hemos subido al primero de ellos, Y GRACIAS!!! Las tres peques se han portado fenomenal. Tan bien que se han ganado un chocolate con picatostes en el Pasadoiro, un restaurante del Puerto de Navacerrada que se sale del mundo. No sabemos si es mejor el local, el chocolate o los picatostes.

Y poco más contamos. Aquí nos despedimos del blog porque no vemos mucho sentido a contar nuestra vida cuando la vamos a pasar entre vosotros. Parecería como el Gran Hermano, NO? Como mucho, escribiremos algún post en inglés por poner al día a nuestros amigos de Vancouver. UN ABRAZOTE!!!

domingo, 3 de julio de 2011

GROUSE GRIND: ESCALERA AL CIELO

SABADO, 2 DE JULIO: Ayer pasamos un día tranquilo por nuestro barrio. Llevábamos dos días muy intensos entre la mudanza y las salidas nocturnas y necesitábamos un descanso. Lo más que hicimos fue ir a la biblioteca de Cameron, al centro comercial y a la piscina por la tarde. Cenamos con Norma porque Emma andaba por ahí de picos pardos. Ana y Carmen preguntaron por ella millones de veces: Y dónde está? Y dónde ha dormido? Y viene a desayunar? Criaturicas...

DOMINGO 3 DE JULIO: Era nuestro último día en Vancouver y queríamos aprovecharlo. Las peques eligieron ir a Grouse Mountain. Creo que era la octava vez que subíamos, pero con poca nieve y mucho sol nos parecía una novedad. Norma se empeñó en llevarnos en coche, con lo que gozamos nosotros con el SkyTrain y el SeaBus! Una vez en la base de la montaña, yo les dije a las flores que quería subir andando el Grouse Grind, un sendero mítico que asciende hasta el mirador y estación de esquí de Grouse Mountain. Son 853 metros de desnivel en menos de 3 kilómetros. Pues va Carmen y me dice: "Papá, yo quiero subir contigo". De entrada Cris y yo nos miramos pensando que iba de farol, pero enseguida comprendimos que lo decía muy en serio y que no quedaba otra opción que dejarla. Y allí que fuimos los dos...

La subida a grouse Mountain es una de esas rutas míticas que hay por el mundo. La mayor parte del año está cubierta por la nieve (hasta hace 15 días no se ha podido subir) pero en verano es el sendero favorito de los habitantes de esta preciosa ciudad y de muchos de sus turistas. Hoy medio mundo subía, en lenta procesión, hasta la cima. Yo me lo tomé con calma desde el principio temiéndome que terminaría cargando con Carmen. Pero la peque se comprometió desde el principio: "Papá, te prometo que voy a llegar sola hasta arriba y que no me voy a quejar ni una vez". Y así fue: ni pidió ayuda ni se quejó. Carmen es la bomba, como se le meta algo entre ceja y ceja estamos perdidos.

Una vez en Grouse Mountain repasamos todos sus atractivos: el show de las aves (buhos, águilas, halcones), el de los leñadores (muy divertido y emocionante) y el de los dos osos, Coola y Grinder. Los habíamos visto ya pero siempre nos sorprende y divierten. Y, todo hay que decirlo, bajo el sol parecen otra cosa...

Volvimos a Downtown, esta vez en bus y SeaBus, y pasamos por Gastown para despedirnos de nuestro querido Steamclock, el reloj de vapor. Ay, lo que lo vamos a echar de menos!

Ya de vuelta a casa, teníamos cena don Graeme y Terry, los vecinos de Norma. También llegó Emma, que fue recibida con vítores por parte de las peques. Cris hizo un daal (un puré de lentejas con muchas especias y cilantro fresco) y Norma un curry muy rico y picoteo vario. Estuvimos charlando, bailamos, vimos vídeos en YouTube... La última velada fue muy completita.

sábado, 2 de julio de 2011

MUDANZA Y CANADA DAY... DESCOCADO

Hola de nuevo! Os escribimos desde Burnaby, un poco más cerca de Downtown Vancouver. El jueves pasado fue una locura de día. Las peques se fueron con las vecinas y no las vimos hasta poco antes de marchar: jugaron, tostaron marshmallows (nubes), vieron una peli... Cris y yo, mientras tanto, estuvimos de limpieza y tratando de que las cosas entraran en las maletas. Las que no cabían se las quedaron las vecinas o la propia Liesa.

Para el traslado a Burnaby pedimos ayuda a Alan, que iba a Downtown y le pillaba casi de paso. Liesa vino de refuerzo, reclinó el asiento de atrás y pudimos meter las SIETE!!! maletas grandes. Las otras (cuatro pequeñas más mochilas y ordenadores) fueron a los huecos de uno y otro coche. Por cierto, no tenemos ni una mísera foto porque estábamos a otra cosa. Sí, tan centrados estábamos en las maletas que olvidamos la comida dentro del frigo.

Las niñas y Cris fueron con Allan y Liesa y yo subí la bici al bus y luego cogí el SkyTrain. Resulta que ofrecí a Norma mi bici y la muy osada dijo que sí (la tengo sin frenos), así que se la traje y ahora la tenemos a nuestra disposición (para matarnos en cualquier momento por las cuestas de la zona, vaya). Bueno, que hay un taller a la vuelta de la esquina. La llegada a casa de Norma fue extraña, todos teníamos la sensación de haber vivido aquello: de nuevo en Burnaby, nadie en casa, sin saber si cocinar o esperar... Norma y Emma llegaron muy tarde (nos dio tiempo a cenar, dar un paseo, ordenar...) y nos quedamos con ellas raja que te raja hasta casi la 1 de la mañana. Para nosotros era como asistir a una obra de teatro. Son dos personas divertidísimas que cuentan anécdotas increíbles y que tienen una gestualidad desbordante. Como dicen por aquí, son two of a kind, o sea, tal para cual.

CANADA DAY: Ayer se celebraba el Día de Canadá. Toda la ciudad tenía eventos repartidos por mil esquinas, calles y plazas. Nosotros elegimos Granville Island. Nos bajamos del SkyTrain en Science World y de ahí caminamos 3´5 kilómetros por False Creek hasta Granville Island. Es un paseo delicioso. A las niñas les prometimos algo rico para comer y buena compañía y no protestaron ni una vez. Además, ya tienen la clara sensación de que nos vamos y tratan de disfrutar cada momento y de observar con atención la ciudad porque saben que en bastante tiempo no la verán.

Granville Island suele estar animado cualquier día de la semana, los fines de semana aún más pero el Día de Canadá no os podéis ni imaginar cómo estaba aquello. Aun con todo, nos las ingeniamos para sentarnos en el Blue Parrot, el café del mercado de Granville. Allí nos juntamos con Carmen Aguirre nuevamente porque tocaba despedirnos definitivamente, conocer a Santiago (su hijo, cuatro años) y que, de paso, nos firmara un último libro para Norma. Hicimos cola para pedir en los puestos y comimos pizza. Después, paseíto por las calles de Granville Island y a jugar junto al estanque! Había mil atracciones y actuaciones por toda la isla, pero donde esté un río para saltar y un buen césped para tirarse... Y ahí estuvimos, los tres peques jungando y los mayores hablando y hablando de libros, de planes, de lo divino y de lo humano. A las cuatro nos despedimos (seguro que nos vemos en España cuando el libro se publique allí) y nosotros nos quedamos en el Starbucks a tomar un café y, sobre todo, para ir al baño porque las colas eran inmensas en Granville. Qué casualidad, nos encontramos allí con unas chilenas y, por supuesto, hablamos del libro y de mil cosas más.

Habíamos quedado con Norma para cenar en un restaurante de West Vancouver, al otro lado de Burrard Inlet. Al principio íbamos habíamos acordado juntarnos en la cervecería de Granville Island pero Norma, con mucho tino, decidió cambiar el lubar de encuentro, previendo que estaría fatal el tráfico, y vernos en Lonsdale Quay, fuera de todo el colapso que era ayer Downtown. Qué decisión tan acertada! Nosotros pateamos el puente de Granville (qué vistas de la ciudad, de todas las montañas y del océano!) y atravesamos Downtown hasta el Canada Place, donde había un ambiente tremendo. Después, seabus y encuentro con Norma y Emma, que en un periquete nos llevaron al restaurante.

Si no fuera porque conocemos las vistas de la casa de Tillat y Farooq, que son inmejorables, el restaurante Salmon House on the Hill nos habría dejado ojopláticos. Está ubicado en la falda de la montaña y domina todo Vancouver desde arriba. Tiene un comedor precioso con decoración first nation (indio canadiense) con una cristalera inmensa que da a la ciudad. La comida estaba muy rica: muchas verduritas y pescado de calidad y unos postres fabulosos. Por si fuera poco, había música en directo. Un pianista graciosísimo nos amenizó la cena con música bailonga, clásicos del soul... Fuimos a bailar media docena de veces con él (es que hacía paradas cada 20 minutos) y desvariamos todo lo que quisimos y más. Los Gallo-Peña somos gamberretes, pero Norma y Emma nos superan con creces, así que imaginaros la que se lió. El pianista nos hacía la ola porque, según nos contó Norma que conoce bien este restaurante, normalmente todo el mundo lo ignora y sigue son su cena y ayer montamos un show entre todos que le dejó encantado y animó al resto de comensales. Es que era Canada Day y había que celebrar... Como colofón, vimos los fuegos artificiales en North Vancouver y en Downtown desde nuestro privilegiado mirador. TODO UN LUJO!!!