A la caza de la calabaza

Welcome to Laity Pumpkin Patch!

Como eso del Día de Acción de Gracias no iba mucho con nosotros, pero era fiesta y no había cole, nos montamos una de nuestras excursiones. Se supone que es un día para asar un pavo y hacer pastel de calabaza, por aquello de aprovechar para vaciar unas cuantas calabazas y empezar a decorar la casa para Halloween. Como estamos en la misma costa de California, deben de llegar los vientos desde Hollywood porque han convertido granjas en parques temáticos!
Tema: calabazas. Atracciones: los animales de la granja, paseo en tractor, recogida de calabazas y paseo por un laberinto diseñado dentro de un maizal.

Las niñas estaban encantadas. La granja estaba en Maple Ridge. Para ir cogimos un autobus con las bicis. Toño y Carmen se fueron delante en un bus. Ana y yo esperamos al siguiente, que llegó en menos de 10 minutos. Lo de ir por parejas es porque sólo admiten 2 bicis por autobus y queríamos llevarlas para poder volver por un camino que hay desde la granja hasta casi PoCo.

Había bastante gente, pero como está entre cultivos, no agobiaba para nada. Lo único que podía agobiarte es ver tanta calabaza junta!

No os podéis hacer una idea de la cantidad de calabazas que había en este sitio. Esa foto es sólo de un rincón! Cienes y cienes de miles de bolas naranjas.

La verdad es que pasamos un rato estupendo, pero nos fuimos pronto porque, como podéis observar en las fotos, el cielo amenazaba con soltar una de sus "duchas". Compramos unas cuantas calabazas, de diferentes colores, formas y tamaños y comenzamos la verdadera excursión biciclista: 15 kilómetros por diques que hacen de defensa ante las crecidas del Pitt River.

Desafortunadamente, en los primeros kilómetros del recorrido Ana fue atacada por un bicho de 4 patas: Scooby-Doo!!! Muy propio para la época, por eso de los sustos y de los fantasmas que persigue el animal.
Imaginaros la escena. Ana por delante en su bici. Nosotros a escasos metros por detrás.
Se cruza con una chica que iba corriendo con un dogo tamaño ternero que decide jugar con Ana y le da un toque con la boca en el brazo. No le hizo ni marca, pero creo que la pobre Ana se imaginó que estaba siendo atacada por un cougar o cualquier otro animal de los que andan por ahí sueltos y le dió un ataque de ansiedad. Se puso a llorar y no era capaz de dar un pedal. La verdad es que el scooby-do era más grande que yo (aunque eso no es muy dificil), pero se veía que era todavía cachorro (pese al tamaño) y que sólo quería jugar.
El caso es que los 15 kilómetros de vuelta se hicieron eternos y para rematar a menos de 5 km se puso a llover con ganas, vamos, como llueve aquí.
Nosotros planeábamos comer en algún cerca del río, pero acabamos comiendo debajo de un puente en el que nos refugiamos. Dimos cuenta de la pizza y unos bollitos de salchicha que habíamos hecho la noche anterior y nos armamos de valor para llegar a casa de nuevo, empapados.
See you.